Anoche quedé admirado por Ricky Alvarez. Llama la atención cómo varía el juego, su conocimiento y panorama para darle a Vélez algo diferente, como lo necesitó ayer ante Banfield, un equipo que desde el primer minuto puso las cosas difíciles a partir de su resistencia, difícil de superar. En defensa, el planteo de Méndez fue provocar espacios muy reducidos para que el equipo de Gareca se encerrara permanentemente. Pero Alvarez rompió los esquemas, sobre todo en el primer tiempo, cuando la descosió con sus zancadas y decisión, aunque no ello no fuera suficiente para vulnerar a un Banfield que complicó mucho a Vélez.
El segundo tiempo fue una repetición del primero, pero allí el local fue con rebeldía, en una búsqueda incesante sobre el arco de Bologna. En un partido a contrapelo, el primer gol explica el desarrollo del juego. Vélez presionó, sin frustrarse, hasta el final, cuando lo terminó ganando a través de un córner con gol de Cubero. ¿Qué contradicción, no? Vélez si no te gana por las buenas, te gana por las malas. Tiene tanto material y variantes el equipo que sabe que lo puede ganar de cualquier manera. Luego, llegó el grito de David Ramírez, influyente en el gol pero no tanto en el funcionamiento. El ex Godoy Cruz se coloca bien, pero no le da al equipo los recursos para organizarse mejor en el campo.
Ricardo Alvarez tiene 23 años, pero recién comienza. Ayer, por momentos, fue él y la pelota contra Banfield. Sin dudas, es una de las mejores apariciones de los últimos tiempos. Tiene todo: panorama, juego, gol, gambeta... El 2-0 final fue exagerado, pero cómo jugó Alvarez. Sin exagerar: ya está para la Selección.
Fuente: Olé, Diego Latorre
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